La Urea, para su transformación a Nitrógeno nítrico, requiere la presencia de varios factores en el suelo como: temperatura, humedad y micro-organismos del suelo. Para esto, la Urea tiene que transformarse a Nitrógeno amoniacal en primera instancia y finalmente a Nitrógeno nítrico. En su fase de conversión a Nitrógeno amoniacal, la Urea acidifica el suelo. Para un uso más eficiente de este producto, se recomienda incorporar la aplicación al suelo, reduciendo de esta manera la pérdida de Nitrógeno por volatilización de Amonio.
La urea debe incorporarse al suelo mediante riego o lluvia poco después de su aplicación. La aplicación de fertilizantes de urea a la superficie del suelo sin incorporarlos en el suelo produce mayores pérdidas de nitrógeno. Las pérdidas de nitrógeno por volatilización son mayores en suelos con pH elevado
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